Soy una entusiasta de la cosmética natural.
Todo comenzó un día en que, aquejada de una dermatitis irremediable, decidí replantearme mis hábitos de cosmética e higiene personal.
Fue así como conocí a mi futura formadora, que me propuso hacer un taller. Yo que pensaba que no podía hacer nada con las manos… y le encontré el gustillo a la cosmética. Era una mezcla de quimicefa y cocinitas, y no hacía falta un buen pulso para elaborar los productos.
Tanto fue así, que hice un segundo taller, me convertí en auxiliar en otros talleres, realicé un taller de perfumería, otro de aromaterapia… Fui complementando los talleres con lecturas y, por supuesto, con la compra periódica de materia prima e instrumental, hasta llegar a tener un pequeño laboratorio casero. Durante mucho tiempo, consultaba con mi formadora cada formulación que realizaba, con el fin de no fastidiarla mucho, sobre todo si estaba destinada a otra persona. Lo cierto es que, si se siguen escrupulosamente los procedimientos y se usa la cantidad adecuada de los principios más potentes, es difícil equivocarse.
Para afinar más la formulación, en su día ideé un formulario de cosmética que me daba información suficiente sobre el destinatario para elaborar el producto que me solicitaban. Con cada persona se aprende, y la experiencia es un grado. De hecho, llevo desde 2012 elaborando cosmética natural. Siempre hay que actualizarse, por lo que mi compromiso es dedicarme a ello con humildad, reconociendo todo lo aprendido gracias a mi formadora, y seguir aprendiendo día a día.
¡Gracias por tu confianza!